Temporadas

Luché durante mucho tiempo para comenzar esta entrada de blog, sin saber qué decir después de un largo descanso de escribir. Me encontré borrando y reescribiendo, buscando las palabras adecuadas. Al final, lo único que puedo ofrecer es ser honesta en esta temporada de mi vida.

Ahora mismo estoy en un avión, camino a casa. Mientras miro el cielo y el atardecer, no puedo evitar reflexionar sobre lo que ha sido este año. Estamos en noviembre, y aunque el año aún no ha terminado, ya parece estar llegando a su fin.

Comenzamos el 2024 con tanta esperanza, orando por el milagro de llevar a nuestros bebés a casa. Fue un viaje de fe y anticipación, y el 13 de agosto de 2024, dimos la bienvenida al mundo a nuestras hermosas hijas. El recuerdo de llevarlas a casa desde el hospital está grabado en mi corazón para siempre.

Mientras vuelo de regreso, reflexiono sobre todo lo que esta temporada me ha enseñado.

Mi fe se ha profundizado, y me he exigido a mí misma de formas que nunca imaginé.

He aprendido a sobrevivir con cafeína y a aceptar la necesidad de desacelerar.

Ha sido un año de crecimiento y una temporada de aprender a ser mamá.

Y siendo honesta, las diferentes temporadas pueden ser caóticas, difíciles, confusas y llenas de vulnerabilidad.

No sé lo que este año te ha traído, si ha estado marcado por pérdidas, crecimiento, un milagro largamente esperado, o simplemente cambios. Pero dondequiera que te encuentres, sé que tenemos un Padre Celestial que cuida cada paso y cada temporada. Él es nuestro Pastor, siempre cerca, siempre atento.

Isaías 40:11

“Como un pastor que cuida a su rebaño, recoge en sus brazos a los corderitos y los lleva junto a su corazón; él guía con ternura a las que tienen cría.”

Las temporadas se ven diferentes para cada persona. Y creo que por eso Dios nos da esta imagen de un pastor con sus ovejas. Estamos desesperadamente necesitados de la guía, la enseñanza y el cuidado de este Buen Pastor. Cuando tropezamos y caemos, podemos mirar a Cristo y experimentar su guía gentil. Cuando luchamos, tenemos la esperanza de la gracia de Cristo y el constante recordatorio de que no estamos solos. De hecho, su palabra nos dice que Dios nos lleva cerca de su corazón. En cada temporada, Él es nuestro Pastor.

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